lunes, 15 de febrero de 2010

Una semana durilla

Día 1: Al alba y con viento fuerte de levante, abandono Salamanca. Mi intención es cruzar la península de lado a lado y hacer noche en Barcelona, por otro lado, destino final de mi viaje. El dia pasa tranquilo, bajo una lluvia persistente que me persigue allá por donde paso y que me da menos de cinco minutos de tregua a lo largo del día. Así que Barcelona me recibe igual que me despidió Salamanca, y sin muchos visos de cambiar...
Así que bajo una lluvia pertinaz e inclemente, arribo a Mollet del Vallès. Resulta que olvidé todo lo que llevaba apuntado sobre los pisos en casa, así que me toca volver a mirar los teléfonos... en fin un lío. Visito 4 pisos. En uno de ellos, me recibe la dueña de la casa (unos 65) con un batín rosa y haciendo algo que quiero creer eran albóndigas. Descartado. Al final me quiero quedar con el primer piso que ví, pero como es algo tarde, decido llamar a la mañana siguiente. Craso error, a la mañana siguiente la habitación chachi ya estaba alquilada (se ve que el destino no va a tenerme piedad... no le culpo), así que me quedo con la pequeña, fría y oscura. Sigue lloviendo.
A pesar de que la habitación es... cómo decirlo... no demasiado acogedora, el piso está bien. Vivo con la que creo que es la dueña, de unos... ¿50? y con una chica de 27. Y aún falta por llegar la petarda que me quitó la habitación en el último momento.
En fin... duermo las dos primeras noches en Loreto's. En una habitación que rivalizaría con la mía en un concurso de zulos. Y encima me despiertan los putos críos de la guardería que hay debajo... Revivo entonces mis mejores fantasías infanticidas, pero me corto un poco... no quiero que me fichen los mossos (aún).
Bueno, la primera semana va pasando y se va haciendo dura... mucha nostalgia. Demasiadas cosas buenas quedan atrás... y demasiados cabos sueltos. Y pesa. Y aquí me siento tan extraño, tan ajeno... sin nada que hacer de momento, las horas no avanzan, se arrastran... dejan demasiado hueco libre para los malos pensamientos. El sábado se me hace odioso.
Gracias a dios, el domingo salgo de casa. Voy con Loreto y sus colegas al CosmoCaixa, un museo de ciencias de la fundación La Caixa y... bueno, decir que es una pasada es decir demasiado poco.
En fin. Así ha sido mi primera semana. Aún me estoy acostumbrando a los trenes (ayer domingo me tire más de una hora para ir al CosmoCaixa), a hacerme la compra... esas cosillas.
Bueno, no me voy a estirar más. Baste decir que ya voy un poco mejor de ánimo, y que seguiré dando la caca desde aquí.

2 comentarios:

  1. ¡Ánimo señor!
    Comenzar en una ciudad nueva siempre es difícil y, aunque tu lecho no sea excesivamente acogedor,te aporta la tranquilidad necesaria para comenzar.
    Sólo espero que tengas suerte y que te integres perfectamente en esa cultura, bueno... jeje
    Por cierto, a qué has ido exactamente?
    Un abrazo y suerte!!!!

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  2. Máster en Microbiología...
    sí que hace tiempo que no nos vemos...
    Un abrazo

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