viernes, 14 de mayo de 2010

Los extremófilos y el origen de la vida.

Bueno, hoy me apetecía hablar de Garzón, pero no quiero hacerme mala sangre, así que mejor hablaré de otra cosa mucho menos conflictiva.
La tierra existe desde hace unos 4600 millones de años (mda, de aquí en adelante), y se estima que la vida en los océanos pudo despegar hace unos 4000 mda. Hace unos 3600 mda ya existían bacterias muy parecidas a algunas de las que conocemos hoy en día. Y hace algo más de 2000 mda, aparecieron las primeras células con núcleo.
Hoy por hoy, existen tres grandes Dominios que articulan la vida conocida. Uno de esos dominios son las bacterias. Otro son los eucariotas (donde cabemos desde animales hasta levaduras) y el otro son las Archeas (que son como las bacterias, pero distintas).
Las Archeas, son un grupo de "bacterias" bastante peculiar. Dentro de este dominio encontramos bichos verdaderamente raros, especialmente debido a que la mayoría de ellas son extremófilas, es decir, gustan de vivir en ambientes extremos, y su importancia radica en que algunas de ellas podrían ser tremendamente parecidas a los primeros seres vivos que un día decidieron crecer y multiplicarse para heredar la tierra y todos sus frutos.
Entre estas bacterias, por ejemplo, encontramos a Sulfolobus, un simpático bichillo cuya temperatura óptima de crecimiento, son 100ºC. Al probrecillo, 90ºC ya le parece frío y no crece, y es capaz de sobrevivir tranquilamente incluso a 114ºC, es decir, muy por encima de la temperatura de ebullición del agua. Por seguir con Sulfolobus, diremos que soporta valores de pH de 3 (mucho más ácido que la coca-cola, por ejemplo), aunque en este sentido le gana Picrophilus, capaz de resistir valores de pH por debajo de 0, lo que le permitíría crecer incluso en ácido sulfúrico (si tuviera nutrientes, claro). Otros son capaces de sobrevivir bajo el hielo de Groenlandia a 3 kms de profundidad.
La cuestión es que estos bichos, además de ser superútiles para la industria, ya que son capaces de trabajar como si tal cosa en sitios a los que el resto de los mortales no arrimaríamos la mano, podrían haber sobrevivido en las condiciones de la Tierra primitiva, sin apenas oxígeno, con temperaturas asfixiantes, sin luz solar, en medios ácidos o básicos. Y estudiándolos, podríamos obtener grandes indicios de cómo fue posible la aparición de la vida en la tierra.
Otra cosa muy interesante que tienen es que, su estudio nos está permitiendo avanzar bastante en busca de vida en otros planetas, como marte, sin ir más lejos.
Un poco más allá, estos bichos que durante muuuucho tiempo pasaron desapercibidos, esencialmente porque a nadie se le ocurrió que pudieran estar allí, podrían cumplir un papel esencial en el equilibrio ecológico de los océanos, ya que según los últimos estudios, representan un porcentaje muy elevado del plancton que hay por ahí flotando.
La moraleja es la de siempre. La vida es increíble, sorprendente. No importa lo que hagas, no importa lo dificil que sea, siempre habrá vida. Y por más que nos empeñemos, no lograremos nunca que deje de rompernos los esquemas. Si el cosmos tiene algún sentido, debe ser, sin duda, albergar vida.

3 comentarios:

  1. Te reto a encontrar vida en mi cuarto... esto cada día se parece más a un futuro post-apocalíptico!

    ResponderEliminar
  2. Moja un poco de pan en leche, y déjalo un par de días encima de la mesa. Luego me cuentas si hay vida o no.

    ResponderEliminar
  3. La vida más directa eres tú, creo... (o eras un replicante y no nos lo habías dicho?)

    ResponderEliminar