sábado, 29 de mayo de 2010

¡¡¡He creado vida!!! ¡Lisa! ¡El desayuno! ¡Hay tortitas!

Pues sí, pues sí. No podía dejar pasar el mes sin comentar el petardazo de Craig Venter "creando" vida. Si damos un repaso a la trayectoria de este personaje, nos encontraremos con la mística de un visionario que se ha embarcado siempre que ha tenido oportunidad en macroproyectos faraónicos, aunque lamentablemente, casi nunca por el bien de la ciencia, sino de su propio bolsillo.
En 1999 se desvinculó del consorcio público que trataba de secuenciar el genoma humano, y con capital privado ideó un método de secuenciación "a lo bruto", basado en secuenciar de forma azarosa un montón de secuencias, y luego tratar de que un ordenador hiciera gala de su nombre y las ordenara. Una vez lo consiguió, trato de sacar rendimiento económico de esto, sin mucho éxito, lo que llevó a su despido de la empresa que había creado, Celera Genomics. Actualmente se haya enfrascado en un proyecto de metagenómica, basado en recorrer el océano, tomar muestras, extraer el ADN, secuenciarlo, y tratar de sacar de ahí genes patentables y útiles para algo.
Y por lo que sin duda, le conocéis ahora todos: por haber sintetizado artificialmente un cromosoma y haberlo metido en una bacteria, creando "vida artificial"
Hoy por hoy, me atrevería a decir que Venter es, más que un científico, una marca comercial, un tipo conocido y mediático, experto en conseguir financiación pública y privada para sus proyectos. El paradigma del emprendedor americano.
Y sin embargo, debemos decir que en casi todo lo que ha hecho hay muy poco de talento y mucho de impacto mediático.
Cuando secuenció el genoma humano, no aportó casi nada a la ciencia. Casi a la vez, el proyecto público lo logró. Sin embargo, casi todo el mundo recuerda a Craig Venter.
Ahora dice que ha creado vida. Bueno, para empezar eso no es "crear" vida. Ni siquiera es imitarla. Es más bien adornarla. Para empezar, él sólo ha metido ADN en una célula pre-existente. Esa célula, esencial para poder aplicar el concepto "vida", ya existía. Para continuar, el ADN ni siquiera es original, sino copiado de un microorganismo natural. Venter sólo ha modificado algunas secuencias accesorias, ha limpiado el código, pero la información sigue siendo la misma.
Y por último, y más importante, no ha hecho nada nuevo. Es decir, la posibilidad de sintetizar de modo artificial una secuencia de ADN estaba ahí desde hace mucho tiempo. Sólo hacía falta dinero y paciencia. Y es precisamente lo que le sobra a este tipo. Sin embargo... ¿trascendencia de este descubrimiento? Absolutamente ninguna. No ha abierto ninguna puerta que no estuviera ya abierta. Si no se había hecho antes ha sido sencillamente porque no tiene ninguna utilidad real hoy por hoy. Haciendo un símil informático, tú puedes escribir el código del mejor programa del mundo, pero para que eso sirva para algo, necesitas un ordenador, un sistema operativo, y una interfaz que lo hagan funcionar. Y hoy por hoy, por mucho que queramos, nada de esto está controlado al nivel que sería necesario para que el dichoso código funcionara.
Por encima del ADN, está el ARN, y luego las proteínas, y luego los miles de millones de interacciones que generan. Y todo eso hace que la vida sea mucho más complicada que meter un ADN en una célula.
Enhorabuena al señor Venter. Ha conseguido lo que muy pocos científicos logran: que todo el mundo se sepa su nombre.

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