martes, 20 de abril de 2010

Recortes de escenas

Bueno, ahí va un pequeño texto para el ENL, que finalmente no se hizo. Como tengo poco tiempo últimamente por todo el rollo de estudiar, os lo dejo ahí para el regocijo de la muchachada.


NARRADOR: Desde el principio de los tiempos, la historia de la humanidad ha avanzado siempre movida por tres fuerzas fundamentales, inherentes a la naturaleza humana. La primera es la sed de progreso. (Un grupo de trogloditas salen tirando un hueso al aire y cantando "Así habló Zarathustra")

La segunda es la necesidad fisiológica de introducir fragmentos del cuerpo propio en lugares cálidos y húmedos de cuerpos ajenos. (Los mismos trogloditas de antes intentan meterse los dedos en la boca, en la nariz, en las orejas unos a otros). Aunque descubrir la forma apropiada de hacerlo, llevó algún tiempo.

Y la tercera se resume en tener ganas de joder al prójimo. (Dos de los trogloditas se quedan en escena en silencio uno al lado del otro. Pasan 10 segundos de tensión y de repente uno de pega un susto al otro, que se muere ante el despiporre general).

Es sin duda en este tercer ámbito donde el hombre ha hecho sus mayores progresos. Desde las formas más primitivas de tocar los huevos en el paleolítico, (Un troglodita camina despreocupadamente y de repente otro le pone la zancadilla y el primero se esmoña ante el descojone del resto), el ser humano ha ido desarrollando formas más y más sofisticadas de putear a sus vecinos. (Los mismos dos trogloditas. Uno le señala una mancha al otro en el pecho y cuando mira, le da con el dedo. Luego el segundo le señala una mancha al primero y cuando mira, le arrea un tortazo que lo tumba).

Pronto, este sistema primitivo de puteo se quedó pequeño para las crecientes necesidades de joder que tenían los seres humanos. Entonces el hombre, se inventó la ley.

(Aparece Moises con las tablas de la alianza ante la perplejidad del pueblo, y probablemente también del público)

MOISES: Mirad, pueblo de Israel. Yo Moisés, subí a la montaña, y hablé con Dios, quien puso sobre esta piedra el pacto sagrado de nuestro pueblo. Acercáos y contemplad. (Uno de los judíos se acerca maravillado y Moises le parte la tabla en la cabeza, para el descojone y el recochineo general).

NARRADOR: Ya en aquellos tiempos, empezaba a despuntar un nuevo concepto: el espectáculo, que esencialmente consistía en joder al resto delante de los demás y de un modo socialmente aceptable.

(Aparece Julio César)

JULIO: Yo, Julio César, declaro: ¡Que empiece el circo!

NARRADOR: Ah, el circo. Qué gran invento. Sobre todo al principio, cuando todavía eran los cristianos los que corrían delante de los leones. Después los leones empezaron a engordar, y los cristianos pasaban demasiada hambre... Fue el fin del circo. No obstante pronto se abrió una nueva era que, al amparo del cristianismo primero, y del islam más tarde, devolvió a la gente las ganas de joder a sus semejantes.

(Un montón de cristianos y musulmanes salen gritándo: ¡Bruja! ¡Infiel! ¡Hereje! ¡Cara culo!)

NARRADOR: En fin... siglos y siglos de maravillosos avances en materia de joder al personal... el cilicio, el burka, la dama de hierro, la guillotina, la bomba nuclear, el fósforo blanco, windows vista... (suspira, satisfecho). Hoy, en la era altamente sofisticada en la que vivimos, hemos aprendido grandes formas de joder a los demás. Las nuevas tecnologías te permiten joder a alguien sin necesidad de estar cerca de él, y de las formas más imaginativas posibles.

(Un tipo duerme en una cama. Aparece el narrador y, al fondo, PACO, con un móvil)

NARRADOR: Lunes. 2.34 de la madrugada.

(Suena el móvil)

TIO DORMIDO: ¿Sí?

PACO: ¡Hola! ¿Está Paco?

TIO DORMIDO: No, no hay ningún Paco. Se ha equivocado.

PACO: ¿Seguro?

TIO DORMIDO: Sí

PACO: Ah, perdone...

(Cuelga. Vuelve a dormir)

NARRADOR: Martes. 3:10 de la madrugada.

(Suena el móvil)

TIO DORMIDO: ¿Sí?

PACO: ¡Hola! ¿Está Paco?

TIO DORMIDO: ¡No, no vive aquí! ¡Ya te lo dije ayer! Y son las 3 de la mañana.

PACO: Y no le puede dar un recado?

TIO DORMIDO: ¿Pero no me ha oído? ¡Que no conozco a ningún Paco!

PACO: Ah, perdone, eh... perdone.

(Cuelga. Vuelve a dormir)

NARRADOR: Miércoles 3:32 de la madrugada.

(Suena el móvil. El TIO DORMIDO se incorpora muy lentamente, mira la hora y contesta con voz cavernosa)

TIO DORMIDO: ¿Sí?

PACO: ¡Hola! ¿Está Paco?

TIO DORMIDO: Me cago en tu puta madre cabrón... (Cuelga. Paco vuelve a marcar y a sonar el móvil) ¿Qué?

PACO: Oye Paco, que se ha cortado...

TIO DORMIDO: (Desquiciado) ¡Que no soy Paco! ¡Que no conozco a ningún Paco! ¿Me oyes hijo de puta? ¡Son las putas tres y media de la mañana! ¡Como vuelvas a llamar te juro que te mato, desgraciado!

PACO: ¡Joder Paco, cómo estás hoy! Ya te llamo mañana. (Cuelga)

TIO DORMIDO: ¡No! ¡No! ¡Ni se te ocurra, cabrón! Ni se te ocurraaaaa (Llora...)

NARRADOR: Jueves 4:54 de la madrugada.

(Suena el móvil. El TIO DORMIDO se despierta, mira la hora y llora. Deja de sonar el móvil, pero a los pocos segundos vuelve a sonar).

TIO DORMIDO: ¡¿Qué?! ¡¿Qué?! ¡¡¡¿Qué coño quieres de miiiiii?!!!

PACO: ¡Hola! Soy Paco. ¿No habrá llamado alguien preguntando por mi?

(Un variopinto grupo de Skinheads, clows y ministros de hacienda sale corriendo y se descojona en la cara del TIO DORMIDO)

NARRADOR: Y ahora, con todos ustedes, un maravilloso número musical (En cuanto acaba de decir la frase, alguien le da una patada en los huevos y lo deja jodido y dolorido, retorciéndose en el suelo. Suena imagina, de Lennon al piano, y alguien canta):

ALGUIEN: Te han pateado los huevos / ay, qué dolor, qué dolor / tendrás que comprarte unos nuevos / o comerte una coliflor...

CORO: Te han pateado los huevos / nos gusta verte sufrir / tirado ahí por los suelos / sabemos que quieres moriiiiiiirrrrrrr....

Uuuuhhh uuuuh... (etc. etc. van saliendo, y arrastrando al narrador con ellos mientras las voces se apagan en un arrullo).


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