martes, 13 de julio de 2010

Por qué es importante ganar el mundial

La fuerza que tiene el fútbol asusta. Ayer Madrid se echó a la calle y pasó más de 4 horas en ella, con un calor asfixiante, sólo para ver pasar fugazmente un autobús desde el que los héroes nacionales saludaban al público a la vuelta de la batalla, exhibiendo el preciado trofeo que marcharon a conseguir. Una hazaña en el sentido épico del término.
Miles de personas vinieron hasta aquí desde provincias, algunos directamente desde el extranjero sólo para participar en este momento que todo el mundo define como histórico. Y a muchos les parecerá una bobada, pero no lo es.
Pensemos en el futbol como espectáculo, como ese fenómeno que hace que millones y millones de personas en todo el mundo, se sienten delante del televisor y sientan el juego como si ellos mismos fueran parte de él. Ahora imaginemos el potencial que tiene ese deporte para transmitir ideas, sensaciones. Hemos ganado el mundial, y la gente no para de sonreir por las calles. España se siente mucho más optimista, la selección nos ha roto un viejo fantasma del imaginario colectivo, por el cual nuestro país siempre era del grupo de segundones y a lo más que podía aspirar es a pequeños destellos eventuales de grandeza. Y esto ha roto con eso. Nos sentimos grandes y fuertes, capaces de afrontar los retos más duros y superarlos. Nos sentimos orgullosos y con un poco de suerte se nos quitará esa estúpida mentalidad nuestra que nos hace mirar al resto del mundo agachando la cabeza, como sintiendo verguenza de ser de donde somos. Y hay quien dirá que qué estupidez, o que qué triste que el futbol pueda hacer eso. Quizá sí, quizá no, pero si lo hace, bienvenido sea.
También nos ha mostrado un reflejo del futuro, de esa generación entre los 20 y los 30, que está suficientemente formada y es lo suficientemente madura, sensata y capaz de estar a la altura de los mejores del mundo, sin grandes alardes, sin decir una palabra más alta que otra, sólo a base de trabajo, talento y una idea de equipo envidiable. Y esto que vale para el fútbol, puede valer para la ingeniería, la ciencia, el derecho...
Sí, sé que estos valores los veo yo, es mi interpretación, y que la inmensa mayoría de la gente ni se los plantea en serio. Pero si lo usamos correctamente... si ponemos la amplificación en el lugar correcto, puede que este fenómeno, con su inmenso impacto social, sirva para algo más que para que España entera se vaya de borrachera. Pensad en todos los niños que crecerán teniendo como ídolo a Iniesta, un chico, bajito, feucho, cartoniano, sin demasiada personalidad, pero tan sencillo que cuando marcó el gol más importante de su vida, tuvo el detalle de acordarse de un amigo de toda la vida. Un chico que cuando todos le felicitaron, no quiso ni hablar, refugiándose en el grupo y rechazando el protagonismo. El futbol es una eficaz herramienta para transmitir valores, si queremos. Usémoslo. Que los críos de hoy en día crezcan convencidos de que el camino a la gloria pasa por el trabajo duro y la humildad.
Y luego está el paisano, Del Bosque. Qué elegacia, qué sobriedad, qué responsabilidad, qué humildad. Castellano en el mejor sentido de la palabra. Fue el primero que habló de lo importante que los valores que representaba este equipo eran para España. De gente como él, merece la pena tomar ejemplo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario